Los gobernadores del Norte Grande dieron a conocer un informe elaborado entre la Universidad de San Martín (UNSAM) y el Conicet que traza un mapa inédito del clima de inversión en las diez provincias que componen la región. El diagnóstico es claro: la economía verde aparece como la principal ventana de oportunidad, pero el desarrollo no llegará sin capacidad institucional y coordinación regional. Qué dice de cada provincia.
Según el Índice Inversor Verde, una plataforma creada por investigadores de la UNSAM y el Conicet, el Norte Grande encuentra en la transición verde su principal oportunidad de desarrollo y muestra dónde es más fácil, seguro y sostenible invertir.
El índice fue desarrollado por la plataforma Inversor Verde, una iniciativa de investigadores de la Escuela de Política y Gobierno de la Universidad Nacional de San Martín (UNSAM), con apoyo del programa Impacto Verde de la Unión Europea.
Se apoya en 35 indicadores, organizados en tres grandes dimensiones: Facilidad, Seguridad y Sostenibilidad. Además, permite comparar el desempeño de las diez provincias que integran el Norte Grande: Catamarca, Chaco, Corrientes, Formosa, Jujuy, La Rioja, Misiones, Salta, Santiago del Estero y Tucumán.
La presentación de los resultados se realizó en la Delegación de la Unión Europea en Argentina y reunió a representantes de los gobiernos provinciales, organismos multilaterales como el BID, PNUD y CEPAL, y entidades empresarias e industriales, entre ellas la UIA, CAME, CIARA-CEC y CAEM.
El informe parte de una premisa contundente: en el actual escenario de transición económica, ambiental y digital, las principales oportunidades de desarrollo del Norte Grande provienen de la economía verde. Sin embargo, advierte que la abundancia de recursos naturales no se traduce automáticamente en bienestar.
“La dotación de recursos no alcanza si no existe una sólida capacidad institucional y una coordinación regional eficaz para gestionarlos de manera estratégica”, indicaron los autores del reporte.
En otras palabras, el desafío no es solo qué recursos tiene cada provincia, sino cómo los administra y articula con el resto de la región.
El ranking provincial confirma un patrón conocido, pero lo ordena con datos comparables. Ninguna provincia lidera de manera absoluta las tres dimensiones del índice. Cada una combina fortalezas y debilidades que explican su posición relativa.
El mensaje de fondo es que el potencial del Norte Grande no radica en la competencia entre provincias, sino en la posibilidad de articular fortalezas complementarias y construir una estrategia común que permita reducir asimetrías históricas.
El índice mide la dimensión Facilidad, que evalúa las condiciones para iniciar, ampliar y gestionar proyectos alineados con criterios de desarrollo sostenible. La dimensión Seguridad, que mide la previsibilidad y la protección de los derechos de propiedad.
Por último, la Sostenibilidad captura las condiciones territoriales, institucionales, productivas y sociales necesarias para atraer inversiones verdes, incluyendo preparación frente al cambio climático y compromiso con la transformación productiva.
“Además de necesaria en términos ambientales, la transición a una economía verde es una estrategia de desarrollo que genera empleo, reduce la pobreza y mejora la equidad social”, sostuvo Luis Karamaneff, doctor en Ciencia Política de la UNSAM y coordinador de Inversor Verde.
“Al hacer más fácil, seguro y sostenible su clima de negocios, el Norte Grande puede transformar su potencial en desarrollo real”, agregó.
El informe también pone en contexto la magnitud del desafío. El Norte Grande concentra casi un tercio del territorio nacional y más de nueve millones de habitantes, el 21% de la población del país, pero sigue siendo una región expulsora de población. Mientras la región pampeana concentra más del 72% de la riqueza, el norte apenas supera el 10%.
Las brechas de ingresos son elocuentes: provincias como Salta y Corrientes presentan niveles de desigualdad comparables a los de países de bajos ingresos, mientras que distritos del extremo sur muestran indicadores similares a los de economías desarrolladas. No casualmente, Argentina figura como el tercer país con mayor desigualdad territorial entre 42 países evaluados, según un estudio sobre gestión pública intergubernamental en Iberoamérica.
Aun así, el diagnóstico no es pesimista. Con la mayor superficie boscosa del país, una enorme diversidad vegetal y un rol clave en la transición energética y digital, el Norte Grande aparece como un territorio estratégico para el desarrollo verde.
El índice funciona como un termómetro: no promete soluciones mágicas, pero muestra con claridad dónde están las oportunidades y, sobre todo, qué obstáculos todavía impiden convertirlas en crecimiento sostenido.
