Conoce estos postres japoneses para amantes del dulce que debes probar, desde el clásico mochi hasta la esponjosidad del cheesecake japonés, ¡descubre qué hace tan especial a cada uno!
Viajar a Japón no solo significa sumergirse en templos milenarios, jardines de cerezos o circuitos futuristas: también es una expedición al reino de la comida, donde cada bocado guarda tradición, estética y sorpresa.
La gastronomía japonesa es una de las más grandes en el mundo debido a su riqueza de ingredientes y técnicas, de acuerdo con Northeastern University. Y si hablamos de la repostería y pastelería japonesa, están llenas de contrastes: sabores ligeros, texturas delicadas, ingredientes autóctonos y una presentación cuidada que eleva el acto de endulzarse.
El universo de los postres japoneses va más allá de lo obvio: desde dulces tradicionales hasta versiones modernas de pastelería occidental. Existe una amplia variedad de estos que puedes explorar, si eres amante de lo dulce, prepárate para endulzar tu curiosidad.
Mientras los postres tradicionales japoneses tienen raíces locales, la pastelería “occidentalizada” también ha sido adoptada y transformada en Japón. Dos ejemplos perfectos son el Japanese Cheesecake (también llamado cotton cheesecake o soufflé cheesecake) y el Castella Cake, bizcocho de origen portugués adaptado al gusto japonés.
¿Qué son?
Estos dos postres son perfectos para foodies que quizá no conocen tanto lo tradicional y buscan algo que les suene algo más familiar (pastelería, bizcocho, queso) pero con el “twist” japonés.
Es importante mencionar que su dulzor suele ser menor que muchos postres occidentales, lo que también es un factor de “diferenciación” que entusiasma al lector que busca algo distinto.
Uno de los pilares del universo de los postres japoneses es el mochi, el pastelito de arroz glutinoso, y su variante rellena, el daifuku, relleno normalmente de anko (pasta de fríjol rojo dulce) u otros rellenos.
Su textura es blanda, elástica y ligeramente pegajosa, una experiencia única frente a los dulces más convencionales; los ingredientes que se utilizan son arroz glutinoso, azúcar, frecuentemente pasta de fríjol rojo, frutas o cremas modernas.
Representan lo tradicional, lo simple y lo moderno al mismo tiempo; puedes encontrarlo en pastelerías especializadas en Japón, en tiendas de dulces y también adaptado internacionalmente.
El dorayaki está compuesto por dos tortitas tipo pancake que en su forma más tradicional llevan pasta de fríjol rojo como relleno; mientras que el taiyaki, por su parte, es un pastel con forma de pez (símbolo de buena suerte) relleno típicamente de anko aunque también se encuentra con crema, chocolate o queso.
Estos dulces callejeros están por todos lados en Japón: puestos en festivales, tiendas de conveniencia, mercados, barrios tradicionales. Ofrecen experiencia de calle, textura y tradición.
El yōkan es un postre tradicional japonés con siglos de historia, hecho a base de pasta de frijol rojo (anko), azúcar y agar-agar. Su textura es firme, pero no dura, y su sabor, dulce pero sobrio. Es común servirlo en rodajas finas, acompañado de té verde.
A diferencia del mochi común hecho con arroz glutinoso, el kuzumochi se elabora con almidón de raíz de kudzu. Tiene una textura gelatinosa, se sirve frío y se acompaña con kuromitsu (jarabe de azúcar negro) y kinako (harina de soya tostada). Es especialmente popular en el verano japonés y en festivales tradicionales.
El zenzai es una sopa caliente y espesa hecha con anko y servida con trozos de mochi tostado. Es un postre reconfortante, perfecto para el invierno japonés. Algunas versiones se sirven frías en verano, especialmente en Okinawa; este postre forma parte de las celebraciones de Año Nuevo y tiene fuertes raíces culturales.
Estos postres japoneses están hechos para amantes del dulce, representan tradición, adaptación occidental, callejero y turístico. ¡Pruébalos!
