La presidenta del Ejecutivo europeo, Ursula von der Leyen, habla con la prensa en la cumbre de BruselasLa presidenta del Ejecutivo europeo, Ursula von der Leyen, habla con la prensa en la cumbre de Bruselas

Los líderes de la UE debaten la incautación de los fondos de Rusia para ayudar a Ucrania en la guerra

2025/12/19 07:44

PARÍS.– La última cumbre del año de jefes de Estado y gobierno europeos comenzó este jueves en Bruselas con dos objetivos fundamentales: ratificar la decisión de utilizar los activos soberanos rusos congelados en Bélgica para financiar un préstamo a Ucrania y validar el acuerdo comercial con el Mercosur. La respuesta dada a ambas cuestiones, pesarán sensiblemente en la capacidad de la Unión Europea (UE) de influir como actor geopolítico mayor en el futuro próximo.

Cuando los 27 líderes europeos llegaron este jueves a una Bruselas bloqueada por centenares de tractores y camiones conducidos por miles de agricultores furiosamente anti-Acuerdo UE-Mercosur, para participar en último Consejo Europeo de 2025, sabían que deberían tomar una serie de decisiones que determinarán la capacidad del bloque para existir como potencia en el nuevo mundo despiadado de Donald Trump, Vladimir Putin y Xi Jinping.

Los bomberos apagan el fuego de una barricada en Bruselas de granjeros que se oponen al acuerdo europeo con el Mercosur

Se trata, en efecto, de una prueba crucial sobre la capacidad de los 27 de finalmente implementar el concepto de “Europa potencia”. Enarbolado por sus dirigentes como un estandarte, el término ha tenido, hasta ahora, dificultades para traducirse en hechos. La decisión que tomen sobre el destino de los activos rusos congelados en Europa será pues determinante para la credibilidad de la Unión Europea frente a la agresividad rusa y el desprecio estadounidense.

Según el primer ministro de Polonia, Donald Tusk, los líderes tienen una elección simple: “O dinero hoy o sangre mañana”.

El desafío reside en el uso de los 210.000 millones de euros del Banco Central de Rusia que están actualmente bloqueados en suelo europeo en virtud de las sanciones internacionales tomadas tras la invasión de Ucrania. La suspensión de la ayuda estadounidense desde la elección de Donald Trump y el agotamiento de la capacidad europea para apoyar a Kiev obligan a los 27 a encontrar nuevos recursos para mantener al país a flote. Es urgente porque, durante el primer semestre de 2026, se quedará sin liquidez. De ahí la solución de usar los activos rusos para recaudar dinero en el marco de un “préstamo de reparación” en beneficio de Ucrania.

Tractorazo en Bruselas de los granjeros que se oponen al acuerdo con el Mercosur

La dificultad consiste en utilizar estos activos, respetando el derecho internacional.

La Comisión Europea ha hecho una propuesta que permite superar la mayoría de los obstáculos jurídicos. La UE recaudaría fondos pidiendo a las instituciones depositarias de los activos rusos que se los presten a una tasa ventajosa. El dinero se pondría luego a disposición de Ucrania, que reembolsaría el préstamo en el supuesto de que Rusia accediera a pagarle reparaciones por los daños de guerra. Este mecanismo complejo evita que la operación sea asimilada a una confiscación.

La propuesta cuenta con un amplio consenso dentro del bloque, con la notable excepción de Bélgica, donde se encuentra la mayoría de los activos rusos, agrupados en Euroclear, una institución financiera de depósito con sede en Bruselas.

La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, y la primera ministra italiana, Giorgia Meloni, en la cumbre europea

Las preocupaciones del primer ministro belga, Bart De Wever, son legítimas. Agentes rusos han proferido amenazas físicas contra el personal de Euroclear, mientras que Moscú multiplica los procedimientos judiciales contra la sociedad belga. La UE ha respondido a estas preocupaciones comprometiéndose a activar la solidaridad europea en caso de represalias, especialmente en materia de garantías presupuestarias.

“Sé que Rusia está intimidando a diferentes países por esta decisión. Pero no debemos tener miedo de las amenazas, debemos tener miedo de que Europa sea débil”, dijo el presidente ucraniano Volodimir Zelensky este jueves a los líderes europeos.

Aunque tampoco hay que pasar por alto las verdaderas motivaciones de las reservas expresadas por Bart De Wever, un nacionalista flamenco que, hace unos días, declaró que no era deseable que Rusia perdiera la guerra. Si bien es comprensible que Bélgica no quiera quedar sola en primera línea, para sus socios en el bloque es imperativo que su dirigente aclare sus posiciones sobre su apoyo a Ucrania, un asunto crucial para la seguridad europea.

Si bien, jurídicamente, nada se opone a tomar la decisión por mayoría cualificada, se siguen haciendo esfuerzos para evitar un voto negativo de los belgas.

“No lo haremos sin Bélgica. No tendría ningún sentido”, afirmó a La Nación otro diplomático europeo de alto nivel, interrogado sobre la hipótesis de una imposición forzada.

La jefa de Política Exterior de la UE, Kaja Kallas, habla con la prensa

“O pasa o se rompe”, advertía el lunes Kaja Kallas, la alta responsable de la política exterior del bloque, agregando que la semana sería “crucial” para evitar el colapso financiero de Ucrania tras cuatro años de resistencia al invasor ruso.

“Apoyar a Ucrania tiene un costo, es evidente, pero dejar que Ucrania colapse nos costaría mucho más”, insistió Kallas, que defiende vigorosamente la opción del “préstamo de reparación”.

En todo caso, hasta altas horas de la noche, los debates continuaban en torno a la cuestión más espinosa planteada por Bélgica. A saber: el monto de las “garantías” financieras que cada europeo estaría dispuesto a proporcionar, y en qué forma, para evitar que Bélgica quede sola asumiendo la factura si Rusia llegara a gana, en el campo de batalla o ante un tribunal que diera la razón a sus reclamaciones de daños... y perjuicios.

Las necesidades ucranianas son enormes y las arcas de los Estados europeos están vacías. Denys Chmyhal, el ministro ucraniano de Defensa, lo recordaba el martes: el país necesitará 120.000 millones de euros el próximo año para resistir al ejército ruso, de los cuales solo la mitad será cubierta por los recursos propios del país.

Según el FMI, Kiev necesitará de sus socios extranjeros unos 135.000 millones de euros en 2026 y 2027 para evitar la bancarrota, proporcionar servicios públicos a la población y continuar su esfuerzo bélico. Incluso en caso de alto el fuego, Ucrania necesitaría 70.000 millones el próximo año para mantener “una fuerza armada importante y poderosa, para defenderse y disuadir”, según un responsable de la UE.

“Debemos transformar a Ucrania en un erizo de acero, indigesto para los agresores actuales y futuros”, dijo en septiembre la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen. Al proponer un préstamo de 90.000 millones a Ucrania para los próximos dos años, la Comisión pretende cubrir dos tercios de las necesidades financieras del país.

ARCHIVO - En una reunión de marzo pasado, de izquierda a derecha, el presidente del Consejo Europeo, Antonio Costa, el presidente de Ucrania, Volodimir Zelensky, y la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen

Para los partidarios del uso de los activos rusos, se trata de un arma favorable a la paz. Un “Tomahawk financiero”, según la expresión de un alto responsable de la UE. Una demostración de la determinación europea de apoyar a Kiev a largo plazo.

Hay que evitar que Putin -que calificó esta semana a los líderes del bloque de “cerditos de Biden”- no se atreva a apostar por el agotamiento de los europeos. Eso debería incitar al Kremlin a negociar y aceptar un alto el fuego duradero.

Además, “hemos inmovilizado los activos rusos en la UE a largo plazo”: ya no es necesario renovar -por unanimidad- cada seis meses las sanciones que imponen ese “congelamiento” de los fondos del Banco Central ruso, recordó Von der Leyen.

Apoyar a Ucrania a través de ese mecanismo también permite, según sus partidarios, inmunizar esos activos de las codicias de la administración Trump.

Un primer “plan de paz” ruso-estadounidense elaborado en noviembre apuntaba precisamente a destinar parte de esos activos en beneficio de Estados Unidos. También sería una señal enviada a Washington: la UE asume sus responsabilidades en cuanto al apoyo a Kiev, cuya factura fue claramente remitida al Viejo Continente desde el regreso de Trump al poder.

Finalmente, los defensores del mecanismo en cuestión dudan de que Moscú, culpable del crimen de agresión y de tantas destrucciones y padecimientos, encuentre un tribunal que pueda darle la razón. Por eso, agregan, los temores expresados por Bélgica serían exagerados.

La dramaturgia que rodea esta última cumbre del año de la UE alcanza un nivel raramente visto desde la saga sobre la candidatura de Ucrania a la UE en 2022 y 2023. Solo está categóricamente excluida la ausencia de decisión para asegurar la financiación a Ucrania, advirtió el portugués Antonio Costa, presidente del Consejo Europeo.

Y para dar el ejemplo a sus vecinos, del otro lado del Canal de la Mancha, el primer ministro británico, Keir Starmer, emitió el miércoles una licencia para transferir 2500 millones de libras esterlinas (3346 millones de dólares) de activos congelados de la venta del Chelsea Football Club por Roman Abramovich a Ucrania, advirtiendo al ex propietario ruso que el gobierno del Reino Unido está preparado para llevarlo a los tribunales si no libera los fondos.

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